Caramelo

Lo imagino escribiendo entre la gente
mientras hace caso a caprichos ajenos,
ausentándose del entorno histérico,
escuchando sin oir va de nuevo.
Y escribe con errores
sin errar lo que siente,
poniendo color en las palabras
mientras yo duermo.
Y al día siguente lo escucho
mientras me roba suspiros
que compartimos por el rulo del teléfono.
Y me llama diosa y yo más tarde
se lo agradezco con un beso.

Capítulo tres: EN EL UTERO

23 m cuadrados en una noche fresca de verano.
Subió 8 pisos y entró a un mundo de máscaras africanas, susani hipnotizador,
espejos, luces tenues, olor a jazmines y música instrumental.
Para disimular la mirada de lince y fotografiar su alrededor encendió un cigarrillo.
Corría una leve brizna a través de la semi abierta persiana americana.
No hicieron mucho preámbulo hasta fundirse en la cama.
Descansaban de no cansarse y
cuando volvía el silencio en otra música todo volvía a comenzar.
Y la noche siguió pasando y así pasaron muchos discos.
Y se filtraban los primeros rayos de sol que proyectaban
dos cuerpos sudados en los pliegues de las sábanas.
- Terminó el disco- le dijo bajito al oído mietras la abrazaba.
- Entonces volvamos a empezar.

Capítulo dos: LA NOTICIA

Salió del banco.
Su balanceo se ganó unos piropos y mientras agradecía con cortesía se hacía una cola de caballo.
Caminó sin saber a donde ir hasta que la vidriera de un bazar la distrajo; pero no por mucho tiempo. Discó y lo sintió cerca, estaba parado justo detrás de ella.
Un beso y un abrupto
- Qué pasó?
- Nada... me enamoré de vos. Me dí cuenta hoy mientras me duchaba y echaba a otro cuerpo de mi cama.
- ...
Un alivio laberíntico sobre todas las historias antes imaginadas por ella se cerraron. Sentía un profundo placer y una mirada tierna posó en los ojos de él.
Lo tomó de la mano y lo sentó en el café más próximo; donde las mil y un cámaras de fotos de diferentes épocas parecían retratar la escena.
Por un rato no hubo palabras; solo flotó en el aire un café puro y una lágrima.